¡No es posible!

itivo en el sistema nervioso y en la salud en general. Una de las cosas que he aprendido con esta experiencia es que el organismo tiende al equilibrio si le damos las condiciones necesarias. Somos sistemas inteligentes.


Creo que merece figurar en el marco de una entrada.


En otras ocasiones ha habido testimonios de resolución de migraña, fibromialgia o dolor crónico, por parte de otros lectores.


También hay testimonios de fracaso, por supuesto.


Algunos niegan los hechos, empeñados en defender la condición enfermiza, misteriosa e irreversible de los «Síndromes de Sensibilización Central», a la vez que ignoran y/o niegan el tiempo-espacio del aprendizaje, la plasticidad consustancial a los sistemas biológicos.


– No es posible. Seguramente el diagnóstico es incorrecto.


Hay unos criterios diagnósticos clínicos. Si uno tiene los síntomas que se exigen, puede afirmarse que la etiqueta es correcta.


Si deja de cumplir con los criterios clínicos, es decir, si está asintomático, puede afirmarse que la enfermedad está, al menos, inactiva.


– Puede que en algunos casos los síntomas sean «psicológicos». Por eso mejoran. En mi caso, son «físicos». Son cuestiones distintas.


Hay muchos profesionales que niegan, sin argumentos, la realidad del sufrimiento e invalidez de los pacientes.


Hay también pacientes que niegan la realidad del sufrimiento e invalidez a quienes se han librado de los síntomas por la vía del afrontamiento activo desde la convicción del ¡sí se puede!


No hay pautas ni técnicas. Cada paciente debe explorar el camino. El profesional puede ayudarle.


Los testimonios de pacientes aportan un poderoso apoyo a quien decide afrontar la estrategia del conocimiento y la re-exposición a la actividad normal.


La estrategia de evitar sensibiliza aún más a lo que ya se está sensibilizado.


El organismo necesita recuperar la estima de sistema apto para la actividad, la certeza de que no hay peligro en recuperar la vida normal.


Si Lucía puede, también pueden otros.


Merece la pena, al menos, concederse la oportunidad de que existe esta «extraña» vía de ayudar al organismo a gestionar la seguridad desde el sentido común.


Puede que no sea fácil pero es posible.


Gracias, Lucía, por compartir tu experiencia.

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