El dolor de cabeza se aprende
Hoy no escribe Arturo, sino una de sus múltiples hijas. Soy Inés, me conocerás por mi aparición estelar en “Venga Inés, no me jodas” (con mi simpático cerebro que me proyecta y desproyecta dolor en la conciencia con muchísima facilidad) y porque, si nos has hablado por Facebook o Instagram, probablemente te haya contestado yo.
Llevo dos días con dolor de cabeza. Lo sé, una chorrada en comparación con lo que sufrís o habéis sufrido los que seguís este blog. Como hija de Arturo, no me había dolido la cabeza casi nunca, y esas pocas veces, no más de 5 minutos. Pero es lo que tiene la plasticidad neuronal, mi organismo ha aprendido a tener dolor de cabeza, parece ser.
Estoy en el trabajo, así que esto no puede ser. Tengo un artículo científico muy denso que leer y entender, pero el dolor no me deja. Venga, ¡llamemos a filas a la brigada de sentido común anti-dolor! ¡Esto ya me lo sé yo! Empiezo mi afrontamiento, en orden cronológico:
Reflexión Nº1: ¿Por qué me aparece un dolor de cabeza? ¿A qué viene?
Creo que todo ha empezado por un pensamiento flotante en las últimas semanas de “Estaría bien tener una migraña para entender realmente qué es lo que necesita la gente, herramientas de apoyo”. ¡Pues toma dos tazas!
O quizás es porque hace unas semanas una amiga me dijo: “¿no te duele la cabeza cuando no tomas cafeína?”. Justo esta semana había decidido no tomar más café, por rebelarme ante el sistema de recompensa y ver qué pasaba al no tomarlo para trabajar. Claro, luego se me rebelan a mí otras cosas. Dolor ON.
Reflexión Nº2: Desencadenantes
Porque soy hija de quien soy, sé que NO me duele la cabeza por estas razones:
- He estado unas semanas trabajando mucho, en mi trabajo principal (investigación, ingeniería) durante el día y, al llegar a casa, en llevar las redes sociales de mi padre, pensar en ideas nuevas para dar la propuesta a conocer, etc.
- No descanso la cabeza.
- Me he despertado más pronto de lo normal.
- Me cuesta mucho el tema que estoy trabajando ahora mismo y me frustra.
- La gente habla mientras trabajo (por cierto, cosa que no me había molestado jamás: mis padres se empeñaron en que yo supiera estudiar con todo tipo de ruidos alrededor y ¡qué bien me ha venido siempre!).
¿Tengo que trabajar en solucionar esas cosas? Sí, pero no por la migraña. Ninguna de esas cosas produce migraña. Ninguna de esas cosas me daña el cerebro. Tendré que trabajarlas para otros motivos, no para este. Es importante la separación. Organizar mejor mi trabajo no va a mejorar el dolor. Entender que no me daña es lo que lo va a mejorar. Dolor OFF.
Reflexión Nº3: El miedo
Dolor ON. Lo tengo clarísimo: sé que no hay nada dañado. Pero, a ratos, me vienen pensamientos intrusivos de miedo. No por posible daño, eso seguro que no. Sino miedo a “Ostras, ¿y si esto acaba en una de esas migrañas que leo cada día en testimonios? No sé lo que se siente y no quiero llegar a saberlo nunca”.
Hay miedo -> no se va el dolor. Soy consciente del sentimiento de miedo, pero no dejo que se hinche ni que me haga rumiar.
Reflexión Nº4: Bombardeo de información sensibilizante, sin pedirla
Estoy como para irme a casa, pero menuda verguenza: hace unas semanas estuve hablando con mi jefe sobre esta propuesta de error evaluativo y ahora quedaría muy mal decirle que tengo dolor de cabeza. “Así que no funciona, eh!”.
Precisamente, esto que me está pasando solo refuerza la propuesta del error evaluativo: estoy unas semanas leyendo testimonios de migrañas y encontrándome con información sensibilizante en internet sin pedirla (nuevos aparatitos placebo anti-migraña, alimentos a evitar, etc). Porque claro, ahora los anuncios que me llegan son siempre de este tema. Facebook y Google saben que estoy todo el día con esto, así que ¡publicidad a medida! Menudo peligro tienen…
Tras esta reflexión, dolor OFF.
Reflexión Nº5: Reírse
Dolor ON. Me río del dolor. “Venga, hombre, pero a dónde vas, cerebro!”. Dolor OFF, unos dos minutos.
Reflexión Nº6: Ver afrontamientos de otros
Dolor ON. Llevé el libro “Desaprender la migraña” a mi trabajo, por si necesitaba mostrárselo a alguien en algún momento. Así que ahí estaba, en mi mesa. “¡Menos mal que lo tengo aquí!”. Leo las frases de afrontamiento de otros padecientes, del último capítulo. Dolor OFF.
El problema: todas estas cosas me quitan el dolor, hasta que vuelvo a concentrarme en leer mi artículo científico. A mi cerebro no le está molando nada que haga mi trabajo. Se rebela y me castiga cada vez que intento seguir.
Reflexión Nº7: Juerga
Dolor ON. Me voy al baño del trabajo a bailar y saltar, y mover la cabeza sin miedo de un lado para otro. Dolor OFF, instantáneamente.
Ojos en el artículo científico. Leo una línea. Ola de dolor: FFFFUMMMM! Me cago en la leche.
Tengo una especie de nube en la cabeza, y cuando hablo con gente me medio mareo, estoy apática, contesto a medias.
Reflexión Nº8: Cabreo
“Así que me estas proyectando dolor en la conciencia, ¿eh?”
“¡¿Pero de qué cojones vas?!”
“Venga, suficiente. Los dos sabemos que no tengo ningún daño. Deja de protegerme, déjame trabajar”
Dolor OFF.
Reflexión Nº9: Analgesia
Dolor ON. “Y si me tomo un analgésico? PFFFJAJAJAJA pero si son mentira!” -> no me tomo un analgésico, porque es completamente absurdo en ausencia de daño. Probablemente, no me funcionaría. Dolor OFF.
Reflexión Nº10: Rebelión
Dolor ON. Mi organismo no quiere dejarme leer el estúpido artículo. Pues nada, decido leerlo más, no parar cuando duele, concentrarme más. Te vas a cagar, cerebro. Vas a reventar de sabiduría.
Además, hace una semana, nos ofrecieron apuntarnos a cursos de idiomas dentro del trabajo. Envían un recordatorio hoy. “Cerebro, si te pones tonto nos apuntamos a alemán ahora mismo”. Pues me he apuntado a alemán. Cambiemos patrones de estar en el trabajo. Me sirve para eso también. Dolor OFF.
Reflexión Nº11: La cueva
Dolor ON. Pienso “Jo, yo solo quiero irme a casa y tumbarme y descansar” -> ¡JA! Te he pillado, cerebro. Me creas necesidades de protección, mecanismos para irme a la cueva. Pues no, majo. No cuela. Dolor OFF.
Reflexión Nº12: Venga Inés, no me jodas
Dolor ON. Escribo un WhatsApp a mi padre: “Llevo desde ayer con dolor de cabeza, creo que voy a escribir una entrada sobre ello”. Me contesta un escueto pero sentido “No jodas”. Dolor OFF.
Supongo que con una mezcla de todo esto, al volver de la comida ya no tenía dolor.